Alpine ha develado un prototipo con el cual se anticipa una versión deportiva del renacido Renault 5 alimentado por baterías.
La nueva era de Alpine comienza a cobrar forma y lo hace con un espectacular prototipo que adelanta las bases de un deportivo eléctrico urbano, con detalles bastante llamativos, un habitáculo inspirado en el motorsport y una puesta a punto pensada para ofrecer una experiencia de conducción propia de la marca francesa.
Denominado como Alpine A290_β, sigue la línea establecida por el fabricante galo, con denominaciones que empiezan la letra A acompañada de tres números; el 2 hace referencia al segmento B y el 90 a la futura gama de estilo de vida de Alpine.
La letra beta del alfabeto griego por su parte, es la encargada de designar la fase intermedia de desarrollo antes del lanzamiento oficial del modelo de producción. Bajo esa denominación nace un pequeño deportivo de 4,05 metros de largo, 1,85 de ancho y 1,48 de alto.
Alpine dice que este showcar es el precursor de un coche de producción ágil y reactivo, con una batalla corta y vías anchas, que promete una experiencia de conducción deportiva y reactiva, manteniendo al mismo tiempo la mejor estabilidad posible a altas velocidades.
A nivel de diseño, el coche está atravesado por un eje longitudinal magenta que simboliza la fusión entre el hombre y la máquina, con otro transversal de color azul para expresar la fusión y el compartir entre el conductor y sus acompañantes.
Un degradado de ambos tonos recorre el coche para subrayar la estrecha relación entre estas dos sensaciones, con unas líneas que recuerdan a las del Renault 5 2024 aunque con una serie de elementos aerodinámicos adicionales.
Resalta un frontal con grandes entradas de aire, estilizados retrovisores flotantes e incluso dos ventiladores de pequeño tamaño en la parte trasera; además, la carrocería se ha pintado de un blanco polvo denominado Snow Alpes con efecto cristalino, mientras que el techo y el capó van en negro.
Sus grupos ópticos presumen de una firma lumínica en forma de X que también estará presente en el modelo de producción, con unos pilotos verticales inspirados en los del Alpine A470 del Campeonato Mundial de Resistencia y una luz de freno central extendida hacia el interior a través de la luneta trasera.
Sus llamativas llantas de 20 pulgadas también son un adelanto de las que tendrá el A290 de calle, con un cuadrado insertado en la forma redonda para añadir dinamismo y originalidad, calzadas sobre unos neumáticos Michelin específicos.
Todo ello con un parabrisas extendido por encima del capó que resalta una de las principales características del coche, con un puesto de conducción central y un panel de instrumentos en forma de flecha que se inspira en el morro de un Fórmula 1.
Lo que más llama la atención del interior de este coche es su distribución de asientos baquets, con el conductor situado en una posición central, mientras que los dos acompañantes se ubican a ambos lados y ligeramente detrás de este.
Por supuesto, como buen coche inspirado en el motorsport, cuenta con un freno de mano hidráulico, un habitáculo minimalista, arneses firmados por Sabelt y un volante de lo más espectacular con botón de adelantamiento, sin olvidar del tirador situado en la zona de los pies para abrir las puertas rápidamente.
También presume de una consola instalada en el techo y renuncia por completo a las pantallas, con el objetivo de evitar posibles distracciones y centrarse en la experiencia de conducción.
Para revestir el interior Alpine ha utilizado materiales de alta tecnología, con el salpicadero y los paneles de las puertas en cuero vegetal certificado, mientras que los reposapiés, molduras decorativas y otras piezas van en aluminio arenado.
La parte superior del salpicadero, el asiento del conductor y el volante recurren a un material reflectante denominado “ultralumen”, con los cristales laterales recubiertos de un barniz mate para así enfatizar el motivo triangular de la marca.
La firma francesa no ha revelado las especificaciones técnicas del coche, aunque reconoce que utiliza dos motores eléctricos ubicados en la parte delantera y la tecnología de reparto del par vectorial para controlar la energía transmitida a cada rueda por separado.
Alpine ha dotado al A290 beta de una suspensión trasera multibrazo pensada para garantizar el mejor compromiso entre confort y dinamismo, una solución poco común en el segmento B; así mismo, la marca señala que el chasis se ha optimizado para ofrecer un comportamiento divertido a velocidades bajas y medias.
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